Fuente: Andrew Mason |
En Estados Unidos, las ventas de libros electrónicos se incrementaron en más de un 150% en los primeros meses de 2011 con respecto al mismo período del año anterior, según informó la Association of American Publishers o Asociación de Editores Americanos. En Argentina, la venta de dispositivos especializados para leer libros digitales, también llamados e-reader, ya ha comenzado.
Numerosas editoriales argentinas cuentan con un catálogo de obras electrónicas, ampliando así su negocio, aportando valor a su imagen y ganando presencia en el mercado.
La transición del libro impreso al libro digital está en marcha. Sin abandonar la costumbre de consumir libros impresos, cada vez más lectores se atreven a disfrutar de las ventajas que les proporciona el libro electrónico, ventajas estas que lo son también para el editor.
El libro digital es liviano y no ocupa espacio
La obra digital no necesita de un depósito ni de un transporte físicos. Pueden almacenarse unas pocas copias que garantizan la seguridad del editor, y su traslado no conlleva las problemáticas del peso y el volumen de numerosos ejemplares. Los materiales, asimismo, no se degradan, y se producen on demand ante cada pedido.
Asimismo, los lectores valoran esta característica, ya que redunda en una novedosa posibilidad: la de llevar consigo cientos de obras en un dispositivo liviano y pequeño. También significa un importante ahorro de espacio en la biblioteca hogareña, y un ahorro monetario en la compra de libros. Los e-books son más económicos, lo cual permite amortizar la inversión en el dispositivo electrónico en el mediano plazo.
El libro digital es seguro
Las librerías virtuales ofrecen un sistema de seguridad digital mediante la tecnología DRM (Digital Rights Management, o Gestión de Derechos Digitales). De este modo, se garantiza que los lectores que compran un e-book no podrán copiar el archivo de la obra, conservándola como un solo ejemplar. Así, se preservan los derechos del autor y del editor.